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16.1.10

Lagos

Lagos (Navidades del 2009)
Por Antonio G. Corbalán

28/12/2009

El agua transparente, cálida, profunda y calmada siempre ha sido uno de los principales motivos de mi existencia. Tocarla uno de mis principales placeres. Vosotros no lo podéis comprender de ninguna manera. Porque vosotros ni sois peces, ni lo habéis sido nunca. Aunque tal vez sí llegarais a serlo -en el futuro o en el pasado- podríais entender de lo que hablo (pensándolo bien, quizás alguno de vosotros haya sido un ser acuático en el futuro o en el pasado... o se haya metamorfoseado recientemente) Por esta razón, y no por ninguna otra, es por la que he tomado la determinación de encontrar el lago perfecto, un útero sin límites. Pero no os engañéis pensando que se trata de un placer táctil sin más: solo es la llave que abre el Viaje.
A lo largo de mi vida he visitado numerosos lagos que reunían algunas de las condiciones que, parcial o totalmente, debe reunir un lago perfecto: calided, transparencia, profundidad, calma... Si solo reúne alguna de ellas o solo las reúne de manera imperfecta -o parcial- entonces la búsqueda debe continuar. En esta búsqueda he visitado lagos en calma, profundos y transparentes, pero fríos, como el Lago del Alba o los Lagos Azules de los Pirineos. O como el Mar Rojo: profundo, increíblemente transparente y cálido, pero no en calma (al menos en su superficie) O como el Embalse del Quipar o el del Cenajo cálidos, profundos, pero no transparentes, ni calmados por completo. O como Fuente Kaputa a la que falta la transparencia. O como la Cámara de Privación Sensorial a la que falta la profundidad. Y muchos más que no nombraré ahora por falta de interés en darlos a conocer, incluso sabiendo que es muy difícil que alguno de vosotros n'dinen decida visitarlos.
El Lago de la Sima Destapada es casi perfecto: cálido, calmado, profundo... y transparente mientras no se rocen ni paredes ni los fondos. Pero llegar a este Lago tiene un precio elevado. Se encuentra a más de 230 metros de profundidad en una sima con algunos pozos estrechos y algunos pozos grandes. El Pozo Salva tiene 120 metros más o menos. En realidad esto carece de importancia para un espeleólogo medio. Lo que realmente eleva el coste de alcanzarlo es el simple hecho de que hace calor -más de 30ºC- y hay humedad -casi 100%-. Cuanto más abajo peores condiciones. El problema tiene poca importancia si no se realiza movimiento alguno, pero si quieres salir de la sima deberás ascender con esfuerzo mantenido. He aquí el quid de la historia: salir sin deshidratarse. Además deberás sacar todas las cuerdas que hayas puesto para bajar; pero llenas de barro.
Había estado hablando con Mavil para que me ayudase a instalar con cuerdas fijas -ya usadas un tiempo pero en buenas condiciones- la Sima Destapada. Esto ahorraría a cualquiera que desease bajar al lago la mayor parte del trabajo de poner las cuerdas y, sobre todo, el penoso trabajo de recogerlas y sacarlas. Mavil nunca había sido muy partidario de volver al Lago de la Destapada pero en esta ocasión lo cogí totalmente a contrapelo: estaba extasiado con las novedosas exploraciones en la Sima de Benís que iban a requerir varios equipos de espeleólogos durante varios días. Estaba claro que Mavil no había sido, ni era, un ser acuático. Lo que si conseguí de él fue el préstamo de las cuerdas necesarias para instalar la zona de entrada y la cabecera del Pozo Coke (15+30+15).
El lunes 28 decidí comenzar a realizar la instalación. Deseaba bajar al lago varias veces en las vacaciones de Navidad. Hasta la boca de la sima -en Isla Plana- me acompañaron porteando parte del peso Ananda y Marisa. En total llevaba dos sacas de cuerdas y otra mochila con material personal y mosquetones. Después de los preparativos al uso, el equipaje se redujo a dos sacas repletas y una cuerda en la mano. Deje algo de fruta y las llaves del coche al lado de la boca, me despedí de mis acompañantes y quede con ellos al cabo de pocas horas en La Azohía. De cualquier forma no pensaba herniarme. En cuanto pase el primer pozo (15 metros) me quede con dos sacas solamente y antes de llegar a la red intermedia una de ellas se había reducido algo (40 metros de cuerda aunque con 30 habría sobrado). Sudando de lo lindo rulé las sacas por la red intermedia hasta el Coke.
En la cabecera del Coke puse una cuerda de 15 metros que me permitió tomar tierra en un sendero terroso y unos escalones tallados en la pendiente me llevaron sin dificultades hasta el pasamanos sobre la cabecera de la gran rampa del Coke. Allí deje de utilizar mosquetones y fui anudando la cuerda a las argollas de acero inoxidable de las fijaciones. Cuando acabe esa cuerda decidí que ya había trabajado lo suficiente como para ganarme una buena cerveza fría. Subí hasta la red intermedia y escondí una saca y parte del material en un rincón. Las cuerdas de los pozos de entrada las retiré y escondí en lugares cercanos. Salí en muy poco tiempo. Me pareció una espléndida tarde pintada de infinidad de arbustos aromáticos. Habían reverdecido por las últimas lluvias en Murcia.
El bar Antípodas de la Azohía es uno de esos escasos lugares de la costa levantina que invitan a disfrutar como si estuvieras en una isla pérdida del Índico y no a escasos kilómetros de la cultura del ladrillazo. Mientras Ananda y Marisa volvían de la Torre de la Azohía me tome una cerveza con un plato de chopitos escuchando buena música y contemplando el atardecer. Había alcanzado un punto de silencio interior que disfrute mientras duro... calculé que me podían hacer falta algunos metros de cuerda adicionales, así que le pedí a Mavil unos metros de lo que había sobrado en la instalación y a Joaquín unos 10 metros adicionales para añadir donde hiciera falta.

30/12/2009
El martes no pude dormir apenas. Aburrido de dar vueltas en la cama salí rumbo a Mazarrón hacia las seis y media de la mañana. Clareaba cuando aparque en Isla Plana. Soplaba un fuerte viento del sudeste que había picado el Mediterráneo dándole un aspecto poco amigable. Pero el aparente fresco inicial se convirtió mientras subía en la temperatura perfecta. Estaba claro que al entrar tan temprano en la sima, por mal que se me diera, estaría saliendo antes del anochecer. Y esto incluía un cálido y tranquilo viaje en el lago de la Destapada. Me hubiera gustado la compañía de alguna persona-pez o de alguna que fuera consciente que había sido pez en el pasado o en el futuro, pero ninguna de esas personas estaba en condiciones de acompañarme. Así que empecé a sentirme muy solo. Un pez solitario en la sima Destapada.
Tras instalar las cuerdas que había dejado escondidas me coloqué en la cabecera del Coke en menos de media hora. Me deshice de parte de la ropa, recogí el material que había dejado preparado y comencé la tarea de instalar el resto del Coke. La parte dura consistió en pasar toda la cuerda por los nudos de las argollas. Utilicé también “cordinos” anudados -en doble o triple- a modo de mosquetones. El Pozo Salva fue mucho más pesado pues, aparte de hacer un calor sofocante que me hacia sudar profusamente, tuve que pasar mucha más cuerda para hacer los nudos en las argollas. Resultaba agobiante en ciertos momentos. En la instalación de la última cuerda, que estaba en condiciones de “alambrón”, fijé parte de los fraccionamientos utilizando también, como en el Coke, “cordinos” como mosquetón a las argollas. Por suerte la cuerda me dio justo para alcanzar el final del Pozo Salva. Allí cambié la batería de la linterna Stenlight que andaba muy renqueante. Esto me hubiera parecido una tontería en cualquier otra cueva pero en el fondo de la Destapada me sentía un pez solitario, casi perdido y sin luz. Cinco minutos después llegaba al lago.
Me deshice de todo el material para verticales y me desnude con cuidado dejando cada cosa bien colocada en su sitio. Puse una atención extrema en poner el casco de la Stenlight en el lugar adecuado para que se posase de forma estable e iluminase el máximo posible de la superficie del lago, y... me introduje en sus cálidas aguas con mucha suavidad para no remover los sedimentos de la playita.
No se cuanto tiempo estuve flotando placidamente allí. Me moví de un lado para otro mirando la insondeable negrura de sus aguas (realmente se ha buceado a -20 y sigue bajando) Hubiera seguido un tiempo indefinido, o aún más, pero de alguna extraña manera había en mí un fondo de inquietud irreducible. Algo no cuadraba en lo más profundo de mi conciencia. Aunque de cualquier forma ¿que significaba para mí indefinido, inquietud, cuadrar... en el contexto en el que me encontraba? ¿Como debía mirar los pensamientos que se agolpaban en sucesión aparentemente ordenada? ¿Era necesario tomárselos en serio o bastaba con tomar nota de ellos de forma descuidada? Llego un momento en que debí volver a la realidad circunstancial. Por muy lejos que hubiera viajado, estaba en el fondo de la Destapada y tenía que salir de allí. Deseaba salir y probablemente volver a entrar otra vez.
Para hacer más llevadero el proceso de ascenso había traído una toalla con la que secarme después del baño, pues secarse al aire es imposible en un ambiente de humedad 100%. El comienzo del ascenso, aun siendo vertical o volado, se me hizo muy llevadero pues la cuerda estática estaba bien instalada y casi no había chicleo. Tuve problemas en el tramo que había instalado con cuerdas dinámicas, a pesar de que dicho tramo estaba formado por rampas. Tome buena nota de cambiarlas a estáticas en cuanto fuera posible. La diferencia entre las elasticidades -el 2% de una estática y el 4% de una dinámica- se agudiza cuando la cuerda no desliza bien y se trata de zonas no verticales en las que el cambio de fuerzas es continuo. Sea como sea, salí del Pozo Salva y el resto del ascenso fue un agradable paseo.
A las tres y media emergía de la sima. La tarde se declaraba brillante y nítida. Volví tranquilamente a Alguazas y después de asearme, comer y descansar me fui al cine. No sabía si la siguiente vez bajaría al lago pero desde luego había que volver otra vez para sacar el material de Mavil

7/1/2010
Amaneció diluviando. No podíamos ir a ningún sitio al aire libre sopena de quedar empapados como sopas. De escalar ni hablar. Así que Joaquín se convenció con facilidad de que lo mejor era ir a rescatar las cuerdas de Mavil en la Destapada y, de paso, hacer un cambio de parte de las cuerdas dinámicas por el trozo de estática que nos había regalado mi amigo Antonio Dólera.
Salimos hacia allá sin prisas bajo una lluvia continua y muy cantábrica. Al acercarnos al Puerto de Mazarrón la lluvia cesó aunque las nubes oscuras y cargadas de agua seguían tiñendo el mar de un azul oscuro. Pero tuvimos suerte y alcanzamos la boca de la Destapada sin necesidad de utilizar los paraguas. Justo en ese momento se puso a llover y nos metimos al pequeño hall sobre el pozo para colocarnos los equipos.
Poco tiempo tardamos en alcanzar el Coke. Mientras me aligeraba de ropa Joaquin comenzó a bajar y yo le seguí en rápida sucesión. Justo al comienzo de las rampas del Coke me di cuenta que había olvidado el arnés de pecho y el puño Peztl. Pensamos en volver a por estas cosas, pero pensándolo mejor -dado que todo el trabajo iba a ser en las rampas- considere innecesario el puño Peztl. Era suficiente utilizar hábilmente el croll. En cinco minutos estábamos en el comienzo del Pozo Salva y en menos de media hora habíamos terminado el trabajo de cambiar la cuerda hasta el primer fraccionamiento, es decir unos veinte metros.
Subimos con facilidad y en la cabecera del Coke Joaquín me envió el arnés de pecho y el puño. Luego fuimos retirando todas las cuerdas de los pozos de entrada. Justo a unos diez metros de la salida Joaquín le echo un vistazo a una gatera inexplorada (Habrá que venir con un martillo para poder pasarla)
Al mediodía estábamos fuera. Pero ahora si llovía una lluvia que mojaba. Nos cambiamos y ordenamos todo el material en el hall del primer pozo, que andaba chorreando agua. Nos tuvimos que guarecer bajo los paraguas para llegar al coche. Y después de ponernos limpios nos encaminamos de un tirón hasta Alguazas para comer allí. Para otra ocasión quedaba volver al lago. Para otra ocasión cercana... y quizás acompañado de más peces...

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