Hola amigos:

Espeleo50, es un colectivo de espeleólogos con mucha experiencia y federados en la FME.

Somos ya un poco maduritos, pero todavía con ganas de guerra.

Ahora ya podéis seguir nuestras nuevas aventuras en este blog.

Un saludo,

Espeleo50 team


29.3.09

Cangrejos

Cangrejos (22/3/2009)

Pensábamos ir a la Red del Gándara pero todo se puso en contra de nuestros deseos. Ni los amigos de Madrid podían venir, ni Chechu, ni Julio, ni los nuevos, ni nadie. Solo Miguel y yo. Y dos es una sensación de soledad para pasar varios días en una cueva. Eso solo lo resiste Mavil. Así que montamos un plan alternativo consistente en visitar “el otro lado” de la Cueva del Torno, es decir la parte de Cueva Riaño que se acerca a “nada” de las galerías de la Cueva del Torno. Para eso busque la topo en la pagina de Matienzo del MUSS e imprimí la parte correspondiente. No quedo muy bien, -se veía borrosa y disjunta- pero era suficiente para tirar pa’lante. Aparte de Miguel se apunto Manu, el sábado mismo por la noche, después de ir a prospectar en la zona de Udías. Nos contó de las salidas con tres teutonas -una alemana y dos austriacas- que estudian con una beca Erasmus en Santander durante este año. Una de ellas es escaladora y tiene ganas de hacer espeleo de simas y cuerdas.
El domingo nos vimos los tres en el área de Adelma. Paramos en un bar-tienda de Entrambasaguas para comprar pan y agua. La furgoneta verde manzana de Manu tiene la puerta derecha crujiente y parece que va a partirse cuando se cierra. Desde la carretera que va de Riaño hacia Matienzo sale a la derecha una pista asfaltada -justo al empezar la cuesta de verdad- y luego una pista de tierra que en un minuto nos lleva delante de una pequeña depresión. En ésta se encuentra el agujero del Hoyo de la Reñada (Cueva de Riaño) que está disimulado abajo a la izquierda entre follaje. Un horno de gas, tirado delante por un paisano sin escrúpulos que desea tapar el agujero de entrada, nos indica su posición. Entramos reptando desde el primer momento por una cuesta abajo terrosa. Un bajo laminador seguido de una curva a la derecha y una arrastrada entre un talud de tierra y la roca nos dejan en un pequeño ensanche, en que es posible restablecerse un poco, para continuar reptando por una zona con agüilla en la que, con habilidad, puedes eludir la mojadura. Sigue una zona de arroyito con abundantes niphargus blanquecinos y laminadores que cortocircuitan ciertos pasos. La galería va creciendo paulatinamente y llega un momento en que los techos son altos. En un pequeño caos de bloques tomamos un camino entre éstos, bajando a la izquierda, y desembocamos en un resalte de unos cuatro metros que se destrepa. Todo este comienzo de la cavidad sugiere la eterna broma de espeleologos en la que se invita a todos los conocidos o conocidas a visitar una bonita y cómoda cueva. En concreto quedamos en invitar a todas las chicas del cursillo, incluidas las teutonas, a recorrer ésta.
El arroyuelo de la red de entrada desemboca en un río de medianas dimensiones. Si seguimos hacia la derecha -aguas arriba- encontraremos la conexión con La Hoyuca. Hacia la izquierda, es decir aguas abajo, pronto llegamos a una zona de hermosas coladas que se descuelgan hasta el nivel del río. La zona es divertida de transitar, exigiendo hacer pasos entre las paredes y posándose sobre bloques sumergidos en plena corriente. Al cabo de unos doscientos metros se llega a una zona de bonitas cascadas saltarinas que se descienden destrepando, aunque conviene poner una cuerda en una de ellas. Un poco más allá nos encontramos con una zona inundada en la que para pasar habría que mojarse (mucho o poco según las habilidades del espeleólogo) Basándonos en las expectativas creadas tras mirar los planos que llevábamos, se tomaría justo en estas cascadas Torno Inlet para ir hacia la zona de la conexión con la Cueva del Torno. Pero allí no vimos nada de nada a pesar de las miradas exhaustivas que, ayudados con nuestros potentes Stenlights y Scurions, fuimos echando a todos los rincones, incluidos los techos. Después de revisar toda la zona con el plano delante llegamos a la conclusión que estas cascadas no eran las de Torno Inlet sino que eran otras -algo más adelante- y que con seguridad ahí estaba la solución. Dicho y hecho: avanzamos hasta esa zona en la que tuvimos que mojarnos un poco y continuando aguas abajo llegamos al segundo grupo de cascadas -mas amplio que el anterior- en el que encontramos el cruce que buscábamos. El agua saltaba a un nivel inferior formando una gran piscina abajo pero, a la izquierda, pudimos seguir una bonita galería con concreciones hasta que se hizo excesivamente reducida. Por la derecha mediante un destrepe alcanzamos la desembocadura de Torno Inlet.
Al principio Torno Inlet es un meandro de un metro de anchura, en T invertida o entrecruzado que hace divertido, pero no penoso, el avance. Pero el meandro se va estrechando progresivamente y haciéndose alto (hasta 10 metros o más) Finalmente solo puede avanzarse de perfil con la saca por delante o por detrás y sorteando algunos salientes que exigen contorsiones. Se trata del lugar bautizado por los ingleses Crabwalk (textualmente paseo de cangrejos) pero que nosotros preferiríamos llamar meandro egipcio. De cualquier forma tras largo rato en este plan se llega a un reducido ensanche en que la galería tuerce 90º hacia la derecha (este) y en el que, para seguir, sería necesario agacharse o reptar. Entonces se puede ascender a un nivel fósil superior unos 10 o 15 metros por encima del río. Una galería fósil que es en realidad la parte alta del meandro se separa bruscamente en este punto del rumbo del meandro inferior. Aquí descansamos y comemos. Al principio la galería fósil no tuvo ninguna dificultad hasta que llegamos a un recodo en que comenzaba una gatera. La gatera -de barro semihúmedo y pegajoso en el suelo- llevaba a muy corta distancia el techo, siendo cóncava y descendente. Decidí meterme boca arriba y de cabeza. Descubrí que en realidad se trataba de la primera de una sucesión de tres gateras progresivamente peores que me exigieron un forcejeo importante. Manu me siguió pero Miguel no lo vio claro y nos espero. Desembocamos en una salita deliciosamente decorada que fotografiamos varias veces. La continuación era otra gatera del mismo pelaje que las anteriores. Inicialmente me pareció más corta y más fácil. Pero cual fue mi sorpresa cuando metiéndome en ella me di cuenta que me quedaba atorado. Nuestro empeño en pasarla estaba basado en la evidencia que el plano arrojaba: éste era el camino hacia Torno Road. Y claramente los ingleses habían pasado por allí. Me di por vencido y le dije a Manu que probara. Manu pasó escarbando un poco y contorsionándose. Lo intente de nuevo y conseguí pasar todo el cuerpo pero las piernas se me quedaron atrancadas en la concavidad. Por mucho que lo intente no pude. Bastante reventado comencé la vuelta con Manu. En el entreacto Miguel estuvo visitando una galería fósil que se desviaba de la parte alta del meandro. Nos contó que le había parecido interesante y que continuaba por una escalada. Luego volvimos por arriba hasta que la parte alta del meandro se puso muy incómoda y nos obligo a bajar mediante un destrepe. Afortunadamente constatamos que habíamos cortocircuitado gran parte de la zona estrecha. Teníamos los monos mojados y llenos de barro. Lo peor era que con el cierre lleno de barro el pesado mono mojado se abría, enganchándose por todos lados. Esto contribuyo en gran medida a que llegásemos hartos y cansados a la red de salida en donde nos dieron la puntilla. Con las últimas arrastradas nos empezó a dar una risa creciente. Y siguió la carcajada al vernos en el exterior bajo el sol con el mayor embarre que hemos sacado de una cueva. La culpa, sin embargo, es de las gateras... bueno, nos fuimos a tomar unas cervezas.
No se si conseguiré que mis compañeros de correría firmen por volver a entrar, con un azadilla y una pala, para poder pasar por las gateras y alcanzar Torno Road.

5.3.09

TORCA DEL CARLISTA

28/2/09
Teníamos esta salida planificada desde hace algún tiempo y por fin llegó el esperado día.

Casi todos los asistentes conocíamos la Torca del Carlista, por haberla hecho tiempo atrás. No digo cuántos años atrás para no dar pistas, pero unos pocos sí que son. Bueno, tampoco tantos como el mítico Jon Arana, regresando a la Torca 50 añitos después de haber bajado por primera vez (qué güevos había que echarle entonces) pero unos cuantos de muchos de años sí que son….

Dormimos el viernes en Balmaseda por cortesía de Miguel.
El sábado 28, según lo planificado (increíble) arrancamos a las 9:00 AM, camino de Ranero. Dejamos atrás a Zaca y Felix. Zaca con muleta y pie fastidiado, evidentemente jodido por tener que dejar el Carlista para mejor ocasión. Y lo que es peor, teniendo además que aguantar las bromas de sus queridos amiguetes. Al final, bajo la tortura del recochineo, no tiene más remedio que admitir que lo del pie había sido autolesión, producto del acojone que entra al poner el culo encima del voladito del Carlista.

Coche de Miguel y furgo de Pepe llegando al parking de Pozalagua algo antes de las 10:00. Buena hora.
Preparativos habituales: equipo personal , tres sacas con tres cuerdas de 100m, (el P60 y dos vías en el volado de 90) más una cuerda de 20 para bajar al sifón, mosquetones y chapas, algo de comida, etc.

A las diez y pico estamos tirandoparriba: Chicha, Hugo, Micky, Miguel, Pepe y yo.
Yo con mi Garmin y las correspondientes coordenas de la boca. Los deberes hechos. A pesar de que alguno decía que cómo no íbamos a encontrar la boca, que no tenía pérdida… Lo cierto es que el GPS tuvo que cumplir su misión, llevándonos directos a la boca de la sima. Directos en sentido estricto de línea recta. El último tramo trepando lapiaz-a-través. Sin problemas, un poco de calentamiento nunca viene mal. Bueno, la próxima vez intentaremos ir andando por la senda para variar.
Las UTM de la boca de la Torca del Carlista son:
Datum E50 (30 T)
468.459
4.790.280
Una vez en la boca del agujero, a alguien lanza la tradicional pregunta que suele surgir en la boca del Carlista: ¿quién instala? Todos ocupadísimos cada uno con su propio arnés; este mosquetón aquí , este allí, el stop, el cabo… Que ¿quién coño instala!!?
Pepe, dice vale voy yo. Menos mal ya hay uno. Hace falta otro, porque vamos a instalar dos vías en el volado. Venga, voy yo detrás de Pepe con una saca de 100 hasta la repisa. Son las 11:30, buena hora. Micky entra detrás de mí, con la tercera cuerda de 100. Arriba quedan Hugo , Chicharro y Miguel , esperando pacientemente su turno.

Mientras Pepe sigue instalando los dos fraccionamientos después del pasamanos. Micky se junta conmigo en la repisa. Bueno venga, quién instala la segunda vía: a dedos. Una, dos y tres, ya!: cuatro dedos; 1,2,3 y 4 me tocó (mecagonlaleche).
Tiro detrás de Pepe con la saquita de 100m.
Nos juntamos Pepe y yo colgados a -60m en la cabecera del agujero negro. Decidiendo dónde instalar la segunda vía con spits, porque no tenemos llave para los parabolts de 10 que tienen mucha mejor pinta (para la próxima que no se nos olvide que los parabolts son de 10). Veo desaparecer a Pepe en lo negro mientras yo acabo de instalar mi cuerda. Le pongo doble reaseguro. Qué acojone! Adrenalina por las orejas.

Casi llegamos abajo al mismo tiempo, porque Pepe baja todo el volado malediciendo y cangándose en tó, mientras se pelea con los rizos y revueltas que hace su cuerda. La mía sin embargo sale dócilmente de su saca.

La impresión que yo recordaba, de flotar metido en una burbuja de luz, que se acababa en lo oscuro cuerda arriba, en lo oscuro cuerda abajo y alrededor sin llegar a ver paredes, ni techo, ni suelo ya no existe. Vaya mierda de luz que gastábamos entonces. Ahora el foco de nuestras modernas StenLight alcanza perfectamente los 90 metros. Se ve el techo y el fondo en todo momento. Bajando, pienso que tampoco es tanta ventaja poder ver el suelo a tomar por saco, 90 metros: vaya hostia! Y qué gustazo da llegar al suelo de la Sala G.E.V. / Jon Arana

Pasado un rato estamos los seis espeleoturistas haciéndonos fotos junto a las dos vírgenes. Suponemos que son las que bajó Arana con sus hijos, hace unos meses. No sé porqué me había imaginado que las imágenes serían más grandes. La verdad, me parecen un poco canijas.
Tiramos caos de bloques pabajo en dirección a la parte inferior de la sala, con la sana intención de ir hasta el sifón de fondo a -350m. En la bajada pasamos junto a un gran bloque que tiene una pintada hecha con carburero. Qué cerdos! Se lee “L.U.S.S. Dave nosequé y Dave nosecuantos” Coño! Pero si son nuestros antiguos amigos ingleses de la Lancaster University. Esas campañas conjuntas S.E.I.I.-L.U.S.S. que hacíamos en Picos de Europa, qué tiempos. Esa pintada lleva ahí varias decenas de años (aunque menos de 50) . Se les perdona el graffity, eran otros tiempos.

Deambulamos un buen rato por la parte baja de la sala, echándole afotos a las excéntricas, formaciones y espeleotemas varios que vamos viendo. Son las 5 de la tarde, buena hora, cuando decidimos que ya es momento de volver en dirección a las cuerdas. No sin antes beber algo y comernos una mandarina.

Cuando llegamos los últimos hasta las cuerdas, Chicha ya está dándole al puño. Le sigue Hugo por la segunda cuerda. Parece un tren de mercancías con su saca colgando y a continuación el enorme bidón de plástico que ha encontrado, roto y abandonado en la parte más baja de la Sala. Gracias al ecogesto de Hugito el viejo bidón acabará horas más tarde, en un contenedor de Balmaseda.

Se oye el primer LIBRE!!! con un clarísimo tono de alivio. Engancho la cuerda y me pongo a darle al pedal y al San Pantin. Chicleo, chicleo, chicleo. Estoy a poco más de medio camino, cuando veo que viene por el exterior SuperMickyman con el croll humeando. Me pega una lijada, de arrancar las pegatinas del casco. Qué cabrón! Pero cómo lo haces, joputa, me da tiempo a decirle mientras me adelanta. El gimnasio que se nota, me contesta, alejándose.
15 minutos que tarda en los 90 metros, el mamoncete.

El último tándem de subida, lo componen Miguel y Pepe que tardan solo un par de minutillos más que Micky. Qué par de máquinas! Vienen desinstalando.
Ya estamos fuera. Chicha y Hugo han salido los primeros todavía con algo de luz del día. Me uno a ellos. Va haciendo rasquilla. Esperamos bajo las mantas térmicas a que vayan saliendo los demás.
Después de darle un poco a la protraxion para recuperar las cuerdas y de echar el cigarrito de salida, son las 20:30 cuando comenzamos el camino de vuelta. Es de noche y se ha metido algo de niebla, con lo que no se ve un pedo. Tardamos bien poco en perder la sendilla que inicialmente hemos cogido. Acabamos bajando en modo to-tieso ladera abajo, procurando no hostiarnos más de la cuenta.

Llegamos a las luces del parking pasadas las 9 de la noche. Buena hora. Cervecita, aperitivo y vuelta a Balmaseda. Más cervecita, algo de cenar, ese ronazo panameño (o de donde sea) que nos trae Zaca y al sobre certificaditos. Hasta el cordero dominical de Lerma, que tradicionalmente nos devuelve al cuerpo las calorías consumidas en el lado oscuro. Por vacaciones de Casa Antón cambiamos a Los Caracoles. Buen cambio.